domingo, 1 de marzo de 2009

Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Barquisimeto
Dr. Luís Beltrán Prieto Figueroa





Reflexiones sobre como enseñar la ética a través del teatro









Integrantes:
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Reflexiones sobre como enseñar la ética a través del teatro

La formación Ética y Ciudadana está presente en el discurso docente pero no está efectivamente instalada en las escuelas. Por supuesto, existe una serie de prácticas que inevitablemente transmite un conjunto de valores pero no existe una preparación del docente (en contenidos, en estrategias didácticas) ni una sistematicidad de la tarea. Sin duda, las autoridades de las instituciones educativas reconocen la importancia de su implementación y admiten la necesidad de orientaciones para lograrlo. Uno de los problemas destacados es el de la incongruencia entre el decir y el hacer de los docentes o entre lo que intenta transmitir el docente y lo que transmite la institución a través de sus normas y de sus modos de impartir "justicia".
La diversidad de contenidos propios de Formación Ética y Ciudadana remite a varias disciplinas y formaciones profesionales. Se podría afirmar que Formación Ética y Ciudadana involucran contenidos de la filosofía, la psicología, el derecho, la historia. Esto genera una suerte de parálisis en profesores y maestros. Los maestros no se sienten en condiciones de transmitir articuladamente contenidos de tan diversa índole. Los profesores se aferran a sus especialidades y consideran imposible "meterse" en cuestiones propias de otras disciplinas. La llamada "crisis de valores" que se vive en la actualidad hace que los docentes "bajen los brazos" y se sientan con pocas fuerzas para educar en valores. Esta crisis tiene, al menos, dos sentidos en boca de docentes y capacitadores. Algunos se refieren a un debilitamiento de ciertos valores como la amistad, la familia, la solidaridad, y adjudican este debilitamiento al auge del individualismo, del "sálvese quien pueda". Otros se refieren a la crisis institucional que vive nuestro país, a la falta de justicia, a la desigual distribución de la riqueza, al incumplimiento de derechos básicos como el derecho a la salud o a una vivienda digna.
Es por ello que las didácticas o estrategias juegan un papel muy importante a la hora de enseñar ya que a través de ellas podemos enseñar trasmitir nuestros valores sentimientos sin la necesidad de emitir discursos que puedan aburrir a nuestros estudiantes es por ello que presentamos un recurso denominado la enseñanza de la ética a través del teatro.
En esta didáctica destacamos la importancia del teatro porque podemos simular situaciones de la vida real y sacar enseñanzas alentar a los estudiantes a analizar dilemas éticos a través del estudio de ejemplos de la vida real respecto de conductas poco éticas, y de actuaciones en juego de roles. Se utilizarían varios escenarios en los simulacros, y los estudiantes toman distintos roles, y así se dan cuenta de la dificultad que conlleva la toma de decisiones éticas.
Es por ello, que el teatro consiste en mejorar las capacidades para solucionar problemas y tomar decisiones, siempre que estén relacionadas con temas de ética y personalidad; y también proporciona ejemplos de la vida real para que los estudiantes puedan comprender las conductas poco apropiadas, y la dificultad asociada a la imposición de castigos.
Se espera que los estudiantes se den cuenta de que aún las conductas poco éticas sin importancia conllevan serias implicaciones para toda la comunidad por dos razones fundamentales. Para empezar, las personas podrían tener dificultades para relacionarse con otras si sienten que no pueden confiar en la mayoría de los individuos con los que interactúan. Segundo, a medida que los estudiantes llegan a posiciones de liderazgo, las apuestas son mayores dado que sus decisiones tienen impacto en terceros. Así, los estudiantes deben aprender que excusar conductas que supondrían violaciones éticas menores, podría llevar a conductas ilícitas mayores, incluyendo las violaciones de la confianza pública, sobornos y corrupción.
Los maestros y profesores deberán preparar un plan para el programa, incluyendo las lecciones y casos de estudio. También, en el inicio de la dramatización se proporcionan información y enseñan temas de solución de problemas y toma de decisiones, así como también las teorías éticas más importantes. Lo que quede de la dramatización será dedicado a la resolución de casos de estudio y ejercicios de juego de roles. De este modo podrían prepararse para situaciones similares en sus vidas. Algunos ejemplos serian la situación se titulada «Hacer trampa o no» – un dilema de los estudiantes a los que se les comunica que las respuestas a las preguntas del examen están en el pizarrón (sin el conocimiento del profesor). Entonces la discusión se focaliza en los factores que afectan las decisiones de los estudiantes antes de decidir si hacer trampa o no, y los resultados que se esperan son los siguientes: la importancia de la ética como algo que afecta la comunidad. Llega un punto en el que las discusiones y las decisiones tomadas en las distintas situaciones resultan importantes en nuestras vivencias sociales.
Desde el punto de vista didáctico la Formación Ética y Ciudadana busca dar respuesta a preguntas fundamentales respecto a su enseñanza en la escuela:
a) Qué enseñar (qué contenidos, qué saberes de referencia),
b) Para qué enseñar (cuáles son los propósitos),
c) A quién enseñar (quién es el sujeto destinatario de la enseñanza y qué puedo saber de él),
d) Cómo enseñarlos (de qué manera, con qué medios).
a) El qué enseñar:
La reflexión sobre las prácticas educativas desde la perspectiva de qué enseñamos, implica preguntarnos cuáles son los saberes de referencia en cada área.
Desde la estructuración de los sistemas educativos, los conocimientos científicos, especialmente los de las ciencias naturales y la matemática han sido indiscutiblemente los principales saberes de referencia de la escuela, a los que se agregaban la historia y la lengua. En tanto institución surgida con la consolidación del proyecto moderno, la escuela socializaba a través del disciplinamiento y educaba al niño para el ejercicio de una ciudadanía futura.
Sin embargo, la demanda de formación en una ética ciudadana hoy alude a necesidades diferentes, en un contexto nuevo, considerablemente incierto y que precisa de ciudadanos preparados para participar como miembros de una comunidad política. Esta demanda fue receptada en nuestra reforma educativa de manera compleja, tomando la forma de Contenidos Básicos Comunes que recogieron diferentes perspectivas respecto a lo que es formar al niño y al joven en aspectos prácticos como son la moral en su relación a la vida en común.
El conjunto de saberes de orden práctico a enseñar en la escuela debe ser recortado del rico campo de conocimientos de la Ética en tanto problemática filosófica que analiza y reflexiona críticamente sobre lo moral. Tales saberes se refieren especialmente a la ética ciudadana, puesto que nuestro interés es la formación ética de los ciudadanos. No se trata de un cuerpo estático de conocimientos a transmitir sino de problemáticas que deben ser permanentemente reflexionadas por los docentes y enriquecidas a partir del análisis de situaciones concretas del contexto social. Sólo de este modo se podrán mediar didácticamente estos contenidos en los primeros ciclos de la enseñanza.
Si tenemos en cuenta la dinámica de la sociedad actual, el para qué, más que señalar un objetivo a corto o mediano plazo, es una más amplia y rigurosa pretensión de 'enseñar a pensar'; enseñar para que los alumnos sepan aprender distintos tipos de saberes; prepararles para que incorporen una disposición a aprender a lo largo de toda su vida, pues en la sociedad de este nuevo siglo, el conocimiento es un valor fundamental. De modo que se ha de educar para enriquecer el conocimiento y la comprensión de sí mismo y de su relación con la sociedad y la naturaleza
Toda formación en filosofía, implica educación en el pensamiento crítico, en la autonomía, en el desarrollo de las potencialidades creativas que brinda el pensar. En el caso de la Ética, la formación filosófica pretende el desarrollo en los individuos de todas sus potencialidades en tanto ciudadano con derecho a decidir sobre los asuntos comunes en los que se halla implicado. Pretende que él sea competente para ejercer el poder de que dispone y la co-responsabilidad en el destino de la vida en común. Brinda herramientas para la apropiación crítica de discursos que auspician la autonomía en la toma de decisiones y que, llevados a la práctica desde distintos lugares sociales, harían posible la construcción de un democracia participativa. Favorece la creación de redes nuevas para el ejercicio de la comunicación racional y la construcción cultural del currículum a través de medios comunicativos alternativos.
En un proceso de transformación educativa se debería, antes que nada, repensar el para qué se enseña en las escuelas. En la reforma que se lleva a cabo en nuestro medio, estas cuestiones aguardan aún ser pensadas en verdaderos procesos de deliberación. Rápidamente se han puesto en marcha líneas de capacitación en las áreas tradicionales, se han puesto al alcance de docentes nuevos conocimientos disciplinares y se ha actualizado el lenguaje técnico. Pero falta aún generar en nuestro país una cultura de debate sobre los problemas modales de la agenda pública, uno de los cuales es justamente el de redefinir la función de la escuela en este nuevo milenio.

Cuando preguntamos a quién enseñar, nos preguntamos por las características del sujeto de aprendizaje, sus procesos de aprendizajes, cuándo aprenden, qué cosas mueven su curiosidad por conocer, y cuándo un aprendizaje es significativo, entre otras cuestiones.
Desde nuestra perspectiva, la modalidad de enseñanza por proyecto define el cómo enseñar de manera más conveniente que otras estrategias didácticas.
Un proyecto didáctico tiene siempre propósitos claros que pretende construir con otros a partir de una situación o contexto específico. Desde la perspectiva de la formación ético-ciudadana el propósito es construir un nuevo lugar para la escuela. Imaginamos una escuela cumpliendo una función social diferente a la que ha venido cumpliendo desde la estructuración de nuestro sistema educativo. Imaginamos una escuela mejor preparada para asumir los desafíos diferentes que plantea el mundo actual.
Quienes se proponen estas cosas son los sujetos implicados en la educación formal: directivos, docentes, alumnos, padres y todos aquellos que visualicen la escuela como institución social con la función importantísima de formar al niño como persona y como ciudadano de nuestro país en un contexto mundial donde los mercados globalizados y sus organizaciones transnacionales presionan los debilitados marcos institucionales del estado nacional.

La didáctica por teatro asume características muy interesantes cuando la articulación de los distintos contenidos que se enseñan en la escuela la realizamos en base a contenidos que se propongan formar a los niños como personas competentes para practicar una ética cívica o ciudadana.




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